Cuando inicié *Elden Ring*, lo hice lleno de curiosidad y un poco de nerviosismo. Había escuchado tanto sobre su dificultad y la inmensidad de su mundo, que me aventuré con cautela. No pasó mucho tiempo antes de que la realidad del juego chocara de frente con mi poca paciencia. Los enemigos no daban tregua, los caminos parecían confusos, y cada derrota pesaba como un recordatorio de que quizás esto no era para mí. Después de unos cuantos intentos fallidos, dejé el mando. Pensé: *Esto no es para mí*.

Pero entonces, por una mezcla de aburrimiento y la insistencia de un amigo que no paraba de hablar maravillas del juego, decidí darle otra oportunidad. Esa segunda vez fue diferente. Empecé a explorar el mundo con más calma, aceptando que morir era parte del proceso, que cada enfrentamiento era un aprendizaje. Poco a poco, *Elden Ring* dejó de ser frustrante para convertirse en una experiencia absorbente. La sensación de avanzar, aunque fuera poco a poco, me enganchó. Cada victoria sobre un jefe, cada atajo descubierto, cada rincón del mapa explorado, era un pequeño triunfo personal.

Cuando finalmente logré terminar el juego base, la satisfacción fue indescriptible. Había superado algo que al principio parecía imposible. Y entonces llegó el DLC, prometiendo nuevos desafíos. No era más fácil; de hecho, parecía que FromSoftware quería probar todo lo que había aprendido en el viaje. Pero esta vez no me desanimé. Afronté cada combate con la determinación de alguien que había superado ya las peores adversidades.

El DLC amplió mi amor por *Elden Ring*. Introdujo nuevas áreas llenas de belleza y peligro, enemigos que me obligaron a pensar estratégicamente, y momentos que me dejaron sin aliento. Cuando finalmente vi los créditos, me sentí transformado. Pasé de ser alguien que abandonó el juego al principio, a alguien que pudo con todo.

Hoy pienso en *Elden Ring* como algo más que un juego. Fue un viaje que me enseñó sobre perseverancia, paciencia, y la recompensa de no rendirse. Esos primeros pasos frustrantes valieron la pena, porque me llevaron a uno de los mayores logros que he sentido en un videojuego.

es malo el juego por que no puedo tener a mi personaje en pelota y a mi me gustaria que mi ♥♥♥♥♥♥♥ este afuerita por que si no sudo y se me acumula el esmegmita.

mas rico que el sexo 10/10